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Eliminar la brecha entre ciencia y gestión del medio ambiente

Ciencia y gestión
Eliminar la brecha entre ciencia y gestión del medio ambiente

Construir puentes entre investigación y gestión es clave para una adecuada toma de decisiones en favor de la conservación del medio ambiente


Tener una buena base de conocimiento en las diversas disciplinas de las Ciencias Ambientales es fundamental para la toma de decisiones en que se basa la gestión de los recursos naturales. Igualmente, es necesario estar al día de los avances científicos en materia de conservación para que esta toma de decisiones sea lo más efectiva y eficiente posible. Paradójicamente, a pesar del abundante y riguroso conocimiento científico que se genera continuamente desde diversos campos vinculados con el medio ambiente, son escasas las ocasiones en que dicho conocimiento es utilizado por los gestores para mejorar los planes de gestión. En el sentido inverso, tampoco abundan los proyectos de investigación directamente enfocados a cubrir las necesidades concretas en materia de gestión medioambiental. Es como si existiera una especie de brecha invisible entre científicos y gestores.

Científicos y gestores trabajando en equipo: una buena forma de tomar las decisiones más acertadas en materia de gestión medioambiental.

 

La desconexión entre ciencia y gestión en materia medioambiental puede tener importantes consecuencias, como que la toma de decisiones no se fundamente en los criterios más adecuados, la frustración tanto de científicos como de gestores por la relativa falta de confianza en la utilidad de sus trabajos, e incluso el uso ineficiente de los fondos destinados tanto a investigación como a gestión. Todo ello es contraproducente para la conservación del medio ambiente. De este modo, resulta imprescindible encontrar la forma de tender puentes entre ambas partes. La barrera entre la generación de conocimiento científico y su aplicación para optimizar los planes de gestión de los recursos naturales ha sido objeto de estudio en varios países. De los resultados de estos trabajos podemos extraer algunas claves.

Conectar ciencia y gestión medioambiental favorece la toma de decisiones, la confianza en los resultados y el uso eficiente de los recursos destinados a investigación y gestión.

 

Las diferencias entre científicos y gestores respecto a los objetivos profesionales y en el tiempo requerido para desarrollarlos constituyen limitaciones frecuentes que distancian ambos mundos. La obtención y validación de los resultados de una investigación científica requiere un tiempo precioso del que los gestores, en muchas ocasiones, no disponen para tomar determinadas decisiones. Por otro lado, la ciencia muchas veces se anticipa a las necesidades sociales o ambientales, yendo por delante de las necesidades existentes en materia de gestión en un momento concreto. Si hablamos de ciencia, gestión del medio ambiente y limitaciones no podemos olvidar el factor económico, ya que en muchos países –no vamos a decir nombres– tanto ciencia como gestión medioambiental son las cenicientas en términos presupuestarios. Reducir los fondos económicos para investigación o gestión significa menos recursos y menos personal disponibles para cubrir un rango de necesidades y tareas profesionales que no se reducen de forma proporcional. Esto suele asociarse a deficiencias a la hora de abordar científicamente las necesidades concretas en materia de gestión, así como a limitaciones a la hora de que los gestores puedan preocuparse por mantenerse al día de los avances científicos.

Aplicar la ciencia en la gestión del medio ambiente requiere de un esfuerzo y dedicación extra cuya recompensa está en la obtención de mejores resultados.

 

En relación con los objetivos, tiempo para su desarrollo, intereses y dotación presupuestaria de ambas partes se pueden destacar algunos aspectos limitantes eminentemente prácticos. Un ejemplo es que los científicos tienen como prioridad publicar los resultados de sus trabajos en revistas de reconocido prestigio internacional, en las que se requiere un lenguaje complejo y el uso del Inglés –el Inglés es el lenguaje de la Ciencia–, así como abordar temas que no tienen por qué tener un interés directo en materia de gestión. Sin embargo, la mayoría de las instituciones vinculadas con la gestión del medio ambiente no tienen acceso a esas publicaciones. Además, en muchas ocasiones, los técnicos encargados de la gestión no tienen la preparación, el tiempo y/o el interés necesarios para lidiar con la complejidad metodológica y/o lingüística que puede suponer la lectura y comprensión de un artículo de índole puramente científica para la posterior aplicación de sus resultados en los sistemas de gestión. Estos hechos se relacionan, por un lado, con la dificultad de los gestores para integrarse en el mundo de la investigación con aportaciones valiosas sobre cómo afrontar sus necesidades; y por otro, con una deficiente diseminación de los avances científicos a una audiencia que, como la vinculada con las labores de gestión medioambiental, no tiene por qué tener la suficiente base científica o contar con las herramientas necesarias para sacarles el debido partido.

Diseñar y desarrollar un trabajo de campo o de análisis de datos considerando los últimos avances científicos en la materia requiere un tiempo de dedicación del que los gestores no disponen en muchos casos.

 

La conservación eficiente de nuestro patrimonio natural requiere que se establezcan puentes sólidos entre la investigación científica y la gestión del medio ambiente. En el contexto de crisis medioambiental que vivimos actualmente, esto pasa por la implantación de políticas de desarrollo científico enfocadas a atender las necesidades de los gestores medioambientales, así como a mejorar las estrategias de diseminación y comunicación científica. En este sentido, una mejor coordinación entre las instituciones que financian los proyectos de investigación y las entidades encargadas de la gestión del medio ambiente sería muy recomendable, ya que permitiría priorizar el desarrollo de proyectos que cubran de forma directa las necesidades e intereses específicos en materia de gestión. Por otro lado, es importante que las instituciones gestoras dediquen esfuerzos a recopilar el conocimiento generado por el avance de la ciencia en los diversos campos de las Ciencias Ambientales, de modo que pueda estar a disposición de los gestores cuando lo necesiten –aunque esto, en muchas ocasiones, no garantice su uso en la práctica–.

Aplicar los avances científicos en la gestión del medio ambiente requiere tiempo e interés para comprender los entresijos metodológicos adyacentes y encontrar la forma de aplicarlos en la práctica.

 

Si hablamos de tender puentes, no podemos olvidar la importante labor del facilitador o mediador. Esta figura puede adquirir multitud de formas distintas. Puede consistir en la integración de personal científico en las instituciones gestoras o en el establecimiento de acuerdos de colaboración entre instituciones científicas y gestoras para perseguir objetivos comunes. Puede estar representada por profesionales externos con un perfil científico que atiendan puntualmente las necesidades científico-técnicas y formativas de los profesionales de las instituciones gestoras. También puede adquirir la forma de eventos organizados de forma regular para facilitar el encuentro entre científicos y gestores para el intercambio de experiencias, inquietudes y necesidades (seminarios, reuniones, talleres profesionales, etc.). Incluso puede consistir en la elaboración de material divulgativo de cómodo acceso que facilite la síntesis y transmisión de la ciencia, así como su aplicación en los sistemas de gestión; o en el establecimiento de redes de conocimiento de doble vía que permitan un intercambio efectivo entre científicos y gestores para la identificación de vacíos o incertidumbres concretas que sea necesario abordar.

La clave para acabar con la brecha entre ciencia y gestión medioambiental reside en facilitar la conexión entre ambas.

 

En Azeral Environmental Sciences rompemos la barrera entre ciencia y gestión del medio ambiente mediante nuestros servicios de consultoría científica, que incluyen el diseño, planificación y gestión de estudios técnicos y científicos, la elaboración de revisiones bibliográficas y monografías científico-técnicas, el desarrollo de trabajo de campo, el análisis e interpretación de datos y la comunicación y divulgación científica. Además, diseñamos e impartimos cursos formativos sobre diversas materias relacionadas con las Ciencias Ambientales, incluidos las relacionadas con la formación en investigación básica y aplicada.


 

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