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¡ATENCIÓN! ¡Esto es una emergencia... Climática!

Impactos ambientales
¡ATENCIÓN! ¡Esto es una emergencia... Climática!

Una coalición mundial de científicos declara la “emergencia climática” y advierte que nos encontramos ante una amenaza catastrófica para la especie humana cuyas consecuencias podrían ser irreversibles muy pronto si no adoptamos cambios profundos en nuestro modelo de consumo y estilo de vida.


Hace exactamente 40 años, los científicos empezaron a prevenirnos de las peligrosas tendencias del cambio climático y sus posibles consecuencias para el mundo y para la propia especie humana. Ya por aquel entonces pretendían que nuestros líderes políticos, nuestras empresas y la sociedad en general nos concienciáramos y actuáramos de forma urgente para frenar la emisión de los gases de efecto invernadero que desde la Revolución Industrial habían empezado a calentar la capa de la atmósfera más próxima a la superficie terrestre, ya que ello podría desencadenar consecuencias muy serias sobre la vida en la Tierra. Pero no les hicimos ningún caso.

En el transcurso de estas cuatro décadas, los resultados, interpretaciones y modelos acerca de la evolución del clima y el impacto de las actividades humanas sobre el mismo han sido insistentemente expuestos, valorados y discutidos en casi una veintena de conferencias de calado internacional. De algunas de ellas salieron protocolos y débiles compromisos políticos que, al cabo del tiempo, han resultado ser a todas luces insuficientes para frenar lo que progresivamente se estaba convirtiendo en una crisis climática global. Los datos y pronósticos de los científicos siempre han sido sistemáticamente ignorados, y sus advertencias mayormente menospreciadas. Nuestra torpeza como especie hizo que el cambio se convirtiera en crisis, y a día de hoy, esta crisis nos ha conducido a la declaración de una emergencia climática cuyas causas están cerca del punto de no retorno y cuyas consecuencias podrían acarrear un “sufrimiento humano incalculable” en un periodo relativamente corto de tiempo.

Mucha gente supone que cuando hablamos de cambio climático o crisis climática nos estamos refiriendo exclusivamente al aumento acelerado de la temperatura media superficial de la Tierra. Pero lo cierto es que este indicador no plasma por sí solo la amplia variedad de impactos ambientales que acaban siendo responsables directos o indirectos de la situación actual de emergencia climática. La atmósfera, la superficie terrestre, los océanos y la biodiversidad que habita el planeta estamos interconectados mediante equilibrios naturales que convierten a la Tierra en un lugar habitable, y si nos los cargamos, todo el sistema en su conjunto puede irse al garete.

Así, el informe que declara la emergencia, y que ha sido secundado por más de 11.000 científicos de todo el mundo, incluye una treintena de indicadores o signos vitales del planeta que caracterizan las causas y consecuencias de la crisis climática. Se podría decir que la situación es grave, ya que si las tendencias actuales de estos indicadores continúan como hasta ahora, se podrían producir reacciones en cadena con alteraciones significativas en los ecosistemas, la sociedad y la economía mundial, convirtiendo grandes extensiones de la superficie terrestre en lugares inhabitables.

El informe científico que declara la emergencia climática ha sido avalado por más de 11.000 científicos de más de 150 países diferentes, e incluye una treintena de indicadores vitales del planeta que caracterizan las causas y consecuencias de la crisis climática.

 

Podemos hacernos una idea sencilla de lo que está sucediendo si prestamos atención a algunos de estos indicadores y a la relación existente entre ellos. Desde la Revolución Industrial, la población humana se ha multiplicado por 4, de modo que actualmente hay en el mundo 4 veces más humanos que hace 200 años: somos muchos, unos 7.700 millones de personas hoy en día; y seremos más, unos 10.000 millones en 2050. El bienestar y supervivencia de tanta gente con nuestro modelo actual de consumo requiere de un uso cada vez más elevado de recursos naturales (como el agua, el suelo y los bosques) para la producción de cada vez más alimentos (como los derivados de la producción de ganado y la agricultura) y otros bienes y servicios, lo que va asociado a un aumento de la degradación del medio ambiente (pérdida de hábitats, contaminación, etc.) y de la producción de energía. La mayor parte de la energía que usamos procede del uso de combustibles fósiles, que son fuente de dióxido de carbono (CO2), el principal gas responsable del efecto invernadero junto con el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), entre otros. La emisión de N2O –derivada de la quema de combustibles fósiles y de ciertas prácticas agrícolas e industriales–, la producción de ganado rumiante –responsable del 15 % de las emisiones antrópicas de gases de efecto invernadero a través de la producción de CH4– y las emisiones de CO2 han aumentado más del 10, el 15 y el 25 %, respectivamente, solo en las últimas 4 décadas. Todo en su conjunto ha supuesto el aumento de la temperatura media del planeta de 1 °C en tan solo 50 años. Y sigue subiendo…

Los indicadores reflejados en el informe muestran que cuantos más somos más consumimos, más degradamos el medio ambiente, más emisiones de gases contaminantes producimos y más alteramos los equilibrios naturales, lo que acaba provocando un aumento de la temperatura media de la atmósfera terrestre. Todo ello forma parte de la crisis climática.

 

Quizá nos pueda parecer que el incremento de tan solo 1 °C en la temperatura global de la atmósfera terrestre sea cosa de poco, pero ha sido suficiente para que los eventos catastróficos asociados a fenómenos climatológicos adversos (inundaciones, sequías, huracanes, etc.) se hayan cuadruplicado en los últimos 40 años, para que las masas de hielo en los casquetes polares y los glaciares estén desapareciendo a un ritmo alarmante y para que el nivel de los mares esté creciendo actualmente a una media de 3 centímetros cada 10 años. También ha sido suficiente para que Indonesia haya decidido trasladar su capital, Yakarta, por problemas de superpoblación humana, contaminación y el aumento constante del nivel del mar; y ya es suficiente también para que vaya a condicionar seriamente la salud de las generaciones futuras. Si no paramos el ascenso de la temperatura media global, España será uno de los países más amenazados por la subida del nivel del mar: de aquí a 2050 el mar se adentrará entre 5 y 25 km en varias zonas costeras del País Vasco, el Golfo de Cádiz y el Delta del Ebro, entre otras, y para 2100 el nivel del mar será entre 0,5 y 1 metro más alto que el actual.

La crisis climática está estrechamente asociada con el modelo de desarrollo actual y con el estilo de vida consumista de los países desarrollados, así que debemos introducir cambios drásticos en nuestra sociedad si queremos asegurar nuestro futuro. En relación con ello, el informe científico que declara la emergencia climática señala 6 puntos críticos e interrelacionados que los gobiernos, las empresas y el resto de la humanidad deberíamos asumir muy seriamente, desde nuestros hogares hasta las más altas instancias gubernamentales, si queremos revertir las tendencias catastróficas que se vienen observando en los indicadores vitales del planeta a lo largo de las últimas décadas:

  • Energía: Debemos dejar de incentivar el uso de combustibles fósiles y virar tajantemente hacia el desarrollo de modelos energéticos basados en el uso eficiente de las energías renovables. Los “países ricos”, principales causantes de la crisis climática, debemos remar más fuerte hasta conseguir el cambio, y entonces apoyar y guiar a los “países pobres” en esta transición.
  • Contaminantes de vida corta: Debemos reducir de forma drástica la emisión de gases contaminantes de “vida corta”, como el CH4, ya que estos, a pesar de ser menos abundantes y duraderos en la atmósfera que el CO2, tienen un potencial de calentamiento muy superior a este (solo con esto reduciríamos la tendencia actual de calentamiento del clima en un 50% a corto plazo).
  • Naturaleza: Debemos proteger y restaurar los ecosistemas de la Tierra, ya que contribuyen de forma fundamental como sumideros de CO2 atmosférico, mientras que la conservación de la biodiversidad es clave para el mantenimiento de los ciclos del carbono y los nutrientes y su almacenamiento.
  • Comida: Debemos cambiar nuestros hábitos alimenticios a favor del consumo de alimentos vegetales, reduciendo el consumo de carne, especialmente la procedente de la producción de ganado rumiante. También debemos reducir drásticamente el volumen de comida que desperdiciamos.
  • Economía: Debemos cortar por lo sano con la sobreexplotación de los ecosistemas y la extracción y consumo excesivos de materiales en que se basa el crecimiento económico actual. El nivel de riqueza de un país debe medirse en función de criterios basados en la sostenibilidad y el bienestar que prioricen las necesidades básicas y reduzcan la desigualdad.
  • Población: Debemos estabilizar el crecimiento de la población humana de forma gradual, asegurando la integridad social y garantizando los derechos humanos, mediante la implantación de estrategias sociales y educativas.

El informe de emergencia climática indica claramente que la sostenibilidad que hemos pretendido hasta el momento es sencillamente insostenible. Poner freno a la crisis climática y a sus dramáticas consecuencias futuras requiere revisar nuestro modelo económico y nuestro estilo de vida consumista de arriba abajo, así como actuar en consecuencia y de forma decidida. Cada vez son más notorios los movimientos sociales que pretenden llamar la atención de los líderes políticos y la sociedad sobre la urgente necesidad de escuchar a los científicos, de creer lo que nos han estado advirtiendo desde hace 40 años, con el fin frenar radicalmente la crisis climática si queremos dejar un planeta habitable a las próximas generaciones. Ya detuvimos el crecimiento del agujero de ozono, que se ha reducido un 20 % desde 2005, gracias a que los científicos y la sociedad conseguimos cambiar la voluntad política para que se prohibiera el uso de los clorofluorocarbonos (CFCs). Esto demuestra que si queremos, podemos. Hay que luchar contra la ignorancia climática, y desmentir eso de que “no podemos hacer nada”, porque es falso.

Europa acaba de aprobar la declaración de emergencia climática –es el primer continente en hacerlo– e insta a los países miembros a adoptar medidas urgentes para frenar la crisis climática. A principios del mes que viene se celebrará en Madrid una nueva Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cumbre Mundial del Clima, COP25). Veremos si se consigue que a la humanidad le entre en la cabeza que no podemos seguir teniendo un crecimiento infinito en un mundo cuyos recursos son finitos.

Hablamos con Cadena SER Cuenca como parte de los más de 11.000 científicos firmantes del informe de emergencia climática.

 

Puedes consultar la publicación del informe de emergencia climática en:


 

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