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Cangrejos de río y contaminación minera: Una mala combinación

Ecotoxicología
Cangrejos de río y contaminación minera: Una mala combinación

El consumo de cangrejo rojo americano de los antiguos distritos mineros del Valle de Alcudia y Almadén supone un riesgo para la seguridad alimentaria por la acumulación de altos niveles de metales potencialmente tóxicos.


La pesca deportiva del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) para autoconsumo como producto de temporada esta profundamente arraigada en España, especialmente en el ámbito rural. Desde el punto de vista alimenticio, el cangrejo rojo podría considerarse un plato saludable con una amplia variedad de beneficios nutricionales. Sin embargo, sus características biológicas y ecológicas hacen que tienda a acumular altos niveles de contaminantes ambientales, por lo que su monitorización en los ecosistemas acuáticos donde se pesca es imprescindible para garantizar la seguridad alimentaria de su consumo, especialmente en ríos afectados por la presencia de residuos mineros abandonados que nunca han sido rehabilitados ni restaurados.

Cangrejos rojos americanos (Procambarus clarkii) capturados en el río Valdeazogues a su paso por el antiguo Distrito Minero de Almadén.

 

En un estudio que hemos desarrollado con el Grupo de Toxicología de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM), hemos evaluado el riesgo de salud pública asociado al consumo de cangrejo rojo americano procedente de los ríos Valdeazogues y Montoro, en la provincia de Ciudad Real, concretamente de los tramos de estos ríos que atraviesan, respectivamente, el antiguo Distrito Minero de Almadén, que fue el principal productor mundial de mercurio (Hg) hasta finales del siglo XX; y el antiguo Distrito Minero del Valle de Alcudia, principal productor de plomo (Pb) en España hasta finales del siglo XIX. En ambos distritos mineros, la minería comenzó a desarrollarse en tiempos de los romanos y continuó hasta principios del siglo XXI en el caso de Almadén y hasta finales del siglo XX en el caso del Valle de Alcudia. Tras siglos de extensa explotación, la mayor parte de las concesiones mineras de ambos distritos echaron el cierre sin estar sometidas a las debidas normas legales en materia de rehabilitación medioambiental y restauración, por lo que la inmensa mayoría de los residuos mineros contaminantes generados en el transcurso de su funcionamiento fueron abandonados en forma de escombreras, balsas de lodos y otros desechos mineros que actualmente adornan el paisaje de estas zonas. Con el paso del tiempo, esto ha ido ocasionando la dispersión de metales potencialmente tóxicos como el Hg y el Pb por ríos, suelos y pastos, generando un grave problema de contaminación ambiental con consecuencias potenciales sobre la fauna y la seguridad alimentaria.

Drenaje de las aguas de lavado de una escombrera abandonada en el antiguo Distrito Minero del Valle de Alcudia.

 

Los resultados muestran que los niveles de Hg en los cangrejos del río Valdeazogues y los de Pb en los del río Montoro reflejan la acumulación de los altos niveles de contaminación minera que persiste en los sedimentos de estos ríos. Un 27 % de las colas de cangrejo procedentes del río Valdeazogues y un 87 % de las procedentes del río Montoro superaron ampliamente los niveles máximos de Hg y Pb establecidos por la Unión Europea para el consumo seguro de carne de crustáceos. Incluso teniendo en cuenta solo la fracción biodisponible de estos metales en las colas de cangrejo –es decir, la proporción de los metales ingeridos que es absorbida a nivel gastrointestinal, y que por lo tanto entra en el cuerpo, pudiendo originar efectos adversos sobre la salud–, que fue aproximadamente del 28 % para el Hg y del 34 % para el Pb, los índices de riesgo estimados sugieren que su consumo no es seguro, especialmente para niños, ya que estos tienen una capacidad de absorción mayor que los adultos. Por otro lado, el cocinado de los cangrejos siguiendo una receta típica para cangrejo de río reveló que la cantidad de metales que se extraen durante el proceso, y que pasan a formar parte de la salsa o caldo resultantes del cocinado, es relativamente pequeña (aproximadamente un 9 % para el Hg y un 2 % para el Pb). No obstante, los altos niveles de Hg y de Pb hallados en estos cangrejos sugieren que tampoco sería recomendable usarlos como condimento o ingrediente de cocina.

Guisar los cangrejos con vino blanco, agua y jugo de tomate es una forma típica de cocinarlos, que produce una sabrosa salsa que se consume junto con las colas de los cangrejos. Sin embargo, el vino y el tomate tienen un carácter ácido, lo que puede facilitar la extracción del Hg y el Pb acumulados en los cangrejos.

 

Según la orden de vedas de Castilla-La Mancha, la pesca del cangrejo rojo americano en el río Valdeazogues ya está restringida en la mayor parte del tramo que atraviesa el antiguo Distrito Minero de Almadén. Sin embargo, no existe ningún tipo de señalización que informe y prevenga a los pescadores “despistados” de los riesgos de salud pública que podrían derivarse de su consumo. Por su parte, la pesca de cangrejo rojo en el río Montoro no cuenta con ningún tipo de restricción ni recomendación asociada a su consumo. Sería muy recomendable la implantación de medidas de gestión y el desarrollo de campañas de comunicación ambiental orientadas a prevenir los riesgos de seguridad alimentaria asociados al consumo de cangrejos procedentes de estos distritos mineros. Además, sería conveniente investigar las posibles consecuencias que la acumulación de altos niveles de Hg y Pb en el cangrejo rojo americano podría tener en las cadenas tróficas de estos ecosistemas, ya que esta especie exótica invasora se ha convertido en un recurso trófico fundamental para multitud de depredadores autóctonos, como la nutria (Lutra lutra), cuya conservación podría verse comprometida por la biomagnificación de la contaminación minera.

Resumen gráfico del trabajo de investigación.

 

Puedes consultar la publicación científica de este trabajo de investigación en:


 

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